Durante el 6º Festival de Cine de Tribeca tuve el placer y honor de entrevistar a algunos de los cineastas, actores, productores y ejecutivos del festival. A continuación, un extracto de la entrevista con David Blaustein, director y escritor de
Hacer Patria (Forging a Nation).
During the 6th Tribeca Film Festival I had the pleasure and honor of interviewing some of the filmmakers, actors, producers and festival executives. Next there is an excerpt from the interview with David Blaustein, director and writer of
Hacer Patria (Forging a Nation).
Pablo Goldbarg: ¿Cuál es la necesidad de recordar, a pesar de que a veces es doloroso?
David Blaustein: Yo me paso la vida recordando. Por empezar porque soy un tipo muy melancólico, por otra parte pertenezco a una generación diezmada. En mi caso particular yo supongo que no debe haber mes, semana o día en el cual de alguna manera mis amigos que no están estén presentes. Una de mis frases de cabecera cuando hice
Cazadores de Utopías (1996), fue que la película para mi tenía sentido porque ahora yo podía apoyar la cabeza en la almohada y ser digno de la historia de los pibes que ya no estaban, de mis compañeros. Entonces, todo mi cine tiene que ver con recordar. Me parece que el sentido de recordar nos hace tener presente lo que nos pasó, sirve para tartar de entender por qué lo que nos pasó nos pasó, y también tiene sentido para entender mucho mejor el futuro. Es imposible no intentar transformar este presente y no tartar de ver qué es lo que uno va a proyectar hacia el futuro, si no entiende qué es lo que pasó más atrás. Gonzalo Chavez dice en
Cazadores de Utopías que es imposible construir una nación si uno no puede mirar para atrás y para abajo. El dice que los españoles construían sus iglesias encima de los templos Aztecas. Y recordar… los nietos que recuperan las Abuelas de Plaza de Mayo tienen un trabajo muy específico: ellos preparan las carpetas de los nietos por venir. Entonces, aparece un nieto, y el rol de los nietos recuperados es decirles :“tomá, esta es tu historia personal. Este es tu papá, esta es tu mamá, estos son tus abuelos, y acá el que te queda es tu primo, y este tío falleció, y los amigos de tu papa eran Beto, Federico y Ferando, y las amigas de tu mama eran Ines y Laura”. Y el nieto una vez que recupera su verdadera identidad también recupera su historia, gracias al trabajo de otros. Yo decía ayer en la otra presentación algo que me empiezan a decir los espectadores que ven la película, y para mi no formaba parte
del sentido de la pelicula: todas las familias tienen algun secreto. La posibilidad de compartir ese secreto y de hacerlo público es la frase
del Himno Nacional Uruguayo: “La verdad nos hara libres”, una frase que tambien usan las Abuelas (de Plaza de Mayo). Toda una cantidad de cosas… sacarlas… ponerlas afuera… saber
como éramos, conocer ciertas cosas. Ese es el sentido. Recordar tiene el sentido de saber el pasado para que la transformación
del futuro tenga sentido y sea liberadora.
P.G.: ¿Cómo ves el rol del documental en estos circuitos de festivales, y qué relación tiene con el público que va a ver documentales cada vez más seguido?
D.B.: En primer lugar, lo felicito a Scarlet (Peter). La selección en el festival es impeccable y terriblemente competitiva. Por otra parte el documental a partir de nuevas tecnologías ha generado un boom muy importante que implica mucha más productividad, autonomía, efectividad, productividad, y mayor recuperación de materiales de archivo. Y todos estos elementos colaboran con que el documental cubre una cantidad de problemáticas y conflictos que la ficción no puede cubrir. El documental tiene una inmediatez y una facilidad que la ficción no, y en un mundo tan globalizado
como este la gente busca respuestas todo el tiempo. La ficción no las puede otorgar. Se juega un rol esencial, y la gente agradece. Podes poner una cantidad de recursos narrativos que hacen que la gente pueda ver un documental con la misma posibilidad de entretenimmiento que la ficción. Por otra parte si ves la problemática que aborda el documental en Tribeca, esta metido el 9/11, esta metido Irak, el conflicto Arabe-Israelí, la memoria, Cuba, la dieta entre judíos y palestinos, temáticas que jamás podría abordar la ficción, con el riesgo de que sean fracasos comerciales absolutos. Esta realidad explica la presencia
del documental y repercusión en el público.
P.G.: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
D.B.: Ahora lo más cercano es terminar una película sobre Enrique Juárez, título provisorio
Fragmentos Revelados. El era un dirigente gremial de Luz y Fuerza y militante de la Juventud Trabajadora Peronista, que era la rama sindical de los Montoneros, y al mismo tiempo era cienasta, cortometrajista y montajista. Enrique cayó en un combate en el año ‘77. Yo empecé a producir un documental que estaba rodando un entrañable director de fotografía que es Ricardo De Angelis. Enrique en determinado momento me dijo “no puedo seguir” y me devolvió el material y yo la quiero terminar ahora a la pelicula, peor con todo un discurso en el medio porque recuperamos parte
del material de archivo de Juárez, entonces hay que terminar esa película. Me ofrecieron la posibilidad, que no se si se va a concretar, de participar de trece documentales sobre grandes figuras ocultas de la sociedad
Argentina. Me pidieron que yo haga el documental sobre Rodolfo Puiros, el historiador y ensayista que fue rector de la Universidad Nacional de Buenos Aires en la época de Cámpora. Lo de mi exilio a Mexico lo tengo en la cabeza y creo que va a haber que empezar a hacer un juego de ensayo y error, y después hay algún proyecto que tiene que ver con las pasiones que por “cábala” (superstición), por ahora no lo comento.
P.G.: ¿Qué te deja Tribeca?
D.B.: Yo me siento mimado y
como dicen los mexicanos “apapachado”.
Para mi que Peter Scarlet haya venido a presentar la película personalmente me llena de orgullo. Que sea la película
Argentina más programada también, que sea una película más programada que muchas ficciones también me pone contento. Tengo la sensación que el festival ha crecido muchísimo. Me da la sensación que se ha convertido en un festival muy popular, muy masivo, que está en buena parte de los rincones de Nueva
York. Me genera una enorme tranquilidad la decisión de Scarlet de programar solamente 150 películas, que es una gran discusión con el Festival de Mar del Plata y el de Buenos Aires, que es una típica competencia fálica Argentina, como si cantidad fuese garantía (se proyectan alrededor de 450 películas), y me parece que hay un criterio de selección que intentan respetar “a rajatabla”, y eso me parece super estimulante. La presencia Latinoamericana es importantísima, y se lo agradecí a Peter: que Tribeca se convierta en una posibilidad de entrada
del cine Latinoamericano a Estados Unidos me parece realmente grandioso.
P.G.: Muchas gracias por hacer patria.D.B.: Gracias a vos.
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