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Mar 29, 2008

Trapped


Privacy is one of the most precious things we have. Freedom from intrusion, disturbance and the view of others; privacy is a right. What happens when privacy ceases to be individual and becomes collective? The growth of violence and insecurity has created a phenomenon in many big South American cities: the “barrios privados,” gated communities outside main cities, fortresses with private guards watching, making the privileged who live inside the walls to think they’re “safe.”

La Zona is Rodrigo Plá’s directorial debut, and was adapted by him and Laura Santullo, author of the original short story. It’s a first feature that did very well in the international festival circuit, winning awards at Toronto and Venice. The film has brought together a few well known actors like Blanca Guerra (Lucía), Spaniards Daniel Giménez Cacho (Daniel), Maribel Verdú (Mariana) and new promising talents like Alan Chávez as Miguel. Alejandro (Daniel Tovar) appears in the first scene driving inside “la zona” being followed by the security cameras, in an image that anticipates part of the story: these affluent people seem to have everything except happiness. They are caught by their own freedom under the surveillance of an eye – the view of others – so ever-present that it has become an intruder.

After a power failure makes a private neighborhood in Mexico City vulnerable, resulting in a fatal robbery, residents are left in a state of shock. Before the incident becomes public, they decide to conceal it and take justice into their own hands. Officer Iván (Enrique Arreola) also tries to solve the case on his own but must fight against the police department’s corruption.

The story builds up suspense from beginning to end, and makes the audience identify unusually with the poor “bad guys,” contrasting them with the group of rich people who lie to the police and don’t care about anything but their internal eco-system. This aspect of the plot is handled in a very smart way: it doesn’t matter if those thieves get into the private property and kill; we only want social justice. Is it fair? Is it about good vs. bad or is it an urgent call for discussion about inequity? Plá and Santullo add an interesting element: while Daniel leads the persecution of the supposed killer, Miguel, one of the thieves who escaped the deadly night of the robbery is discovered by Daniel’s son, Alejandro, in his own basement. Here the film has a golden opportunity to rise above the genre as a sensitive reflection on friendship beyond classes, but instead, gives in to the suspense structure, becoming a victim on two levels. On the one hand, the relationship between Alejandro and Miguel can’t be fully developed. On the other hand, to keep constant the “cat and mice” chase, the film falls into cliché and overboard situations that could excite some audiences but really disappoint others.

Immorality everywhere, dissatisfaction among the poor and emptiness among the rich,, boredom and isolation, all create a zone surrounded by a big wall that not only produces a new unofficial geographic border, but also leads to an inevitable transformation: if it wasn’t possible to get in, it won’t be possible to get out. The private turns into public, and everybody becomes trapped: the residents, the thieves, the police, the public and even the film too. Depending on which level you want to play, you may find the exit or not.

(Written for NYRemezcla.com)


La Zona

Series: New Directors/New Films 
[April 4 @ MoMA, April 6 @ Walter Reade - Lincoln Center]
Director: Rodrigo Plá
Writer: Rodrigo Plá & Laura Santullo
Release: 2007
Runtime: 97

Mar 14, 2008

Lamentoborincano


Estoy biendeamores. Feliz, enamorado y sonriente. Que tragedia...

Creo que ningún ser humano puede evitar incluso en su mayor felicidad esa sensación interna de que algo anda mal. Será el miedo a perderlo, la incomodidad de creer que nos hemos equivocado, o la culpa de sentirse tan bien cuando hay tantos dramas en el mundo. Takeshi Kitano, uno de los grandes cineastas asiáticos de culto en las últimas décadas, dijo en una entrevista que siempre en los buenos momentos algo malo suele pasar, entonces es mejor adoptar la teoría de no ser feliz para evitar los malos momentos. Y en esa fascinante paradoja se acomoda exactamente la comedia como género. Hace sonreír la discusión absurda, arranca una carcajada el tipo que tiene impedimentos para hablar claramente, causa gracia el gordo que le cuesta correr, y nos hace también reír la señora bien vestida que al ir apurada tropieza y cae en un pozo lleno de barro. Si nos sentimos identificados no estamos sólos, y si nos reímos desde nuestro cómodo lugar porque a nosotros eso no nos pasa, ahí vuelve la culpa. Porque en el fondo nos da pena. Porque en el fondo la comedia y el drama están tan interlazados que no los podemos separar.

Maldeamores (2007) se escribe todojunto, a ritmo velóz y preciso. Cada uno de sus personajes pierde, incluso los que más parecen estar ganando, y viceversa. Ismael (Luis Guzmán) logra llevarse algo en medio del drama familiar, su esposa Lourdes (Teresa Hernández) parece ser la más sufrida de la historia aunque de alguna forma verá la luz, e Ismaelito (Fernando Tarrazo) digiere la sorpresa de ver cómo se destroza su familia, pero toca el cielo con las manos gracias a su primer amor. Macho (Norman Santiago) desencadena los problemas con parsimonia caribeña y se atiene a las consecuencias, y la Tati (Ednali Figueroa) es víbora y cordero. Miguel (Luis Gonzaga) y Marta (Dolores Pedro) viven un amor imposible color sangre junto a los pasajeros de la "guagua" que se ilusionan con sabor a novela. Y el maravilloso trío de Pellín (Miguel Angel Alvarez), Cirilo (Chavito Marrero) y Flora (Silvia Brito) le agregan a la historia la parte más divertida y conmovedora. Todos ellos tienen casi el mismo peso e importancia, aunque Flora (Silvia Brito, ganadora del premio a mejor actriz en el Festival Internacional de Cartagena 2008) se roba la pantalla por una cabeza, no sólo porque a sus setenta y cinco años aparece en pantalla dando clase de actuación, sino porque también se las arregla naturalmente para ser la más jóven de todas.

Carlitos Ruíz Ruíz, co-director junto a la editora Mariem Pérez Riera, y co-escritor junto a Jorge Gonzales, es el mayor responsable de esta historia que logra satisfacer el gran desafío de hacer comedia en serio, y de una forma inteligente. Sus personajes caminan contínuamente sobre el drama con un grado de inconsciencia y naturalidad que permite esta dualidad, nos hace cómplices y alivia nuestras carcajadas. Yo tengo la siguiente teoría: los artistas que hacen comedias suelen ser personas infelices en su vida personal, y los que hacen dramas y tragedias son los cómicos del grupo en las reuniones sociales. Será por la necesidad de adquirir un poco de "eso" que no tenemos. Sí, ya lo sé. La teoría puede fallar. Pero no en este caso. Porque Carlitos hace reír no sólo en el cameo que hace en su propia película, sino también personalmente. Pero siempre serio. Maldeamores nos hace reír -y mucho-, pero también nos emociona y nos hace pensar. La muerte de la abuela le dice hola al beso con lengua infantil. Golda Meir solía decir "Los que no saben llorar con todo su corazón tampoco saben reír". Será porque ambos desahogos son regeneradores. O porque en el fondo, la comedia y el drama están tan interlazados que no los podemos separar.

Esta película boricua de pura cepa cuenta con la bendición de su productor ejecutivo Benicio Del Toro (sí, aquél mismo que nos sacudió de la silla en 21 Gramos, renació mexicano en Traffic y se ganó nuestro máximo respeto a su versatilidad en Fear and Loathing in Las Vegas), y no es un dato menor, ya que una de las cosas que caracteriza la carrera de Del Toro es su selección de proyectos de calidad. Maldeamores se pasó el último año paseando por el mundo en festivales del prestigio de Tribeca y Cartagena, y anduvo también por Huelva, Cairo, Italia y otros lugares luciendo su orgullo nacional. Su productor Luillo Ruíz lo dijo bien claro en el avant-première de Nueva York apenas le dieron el micrófono: "Estoy orgulloso de ser de Puerto Rico." La Comisión de Cine de su país le dió un gran apoyo y subvención, y también la eligió como selección oficial para los Oscars. Esta película es una muestra más de que el cine latinoamericano tiene pasta y le sobra calidad, y representa una fe enorme para el cine de la isla del encanto, que en vez de "llamarte pa' tras" te lleva "pa' lante", y como aquel jibarito de Rafael Hernández, también puede alegrarse, llorar y cantar.

Quien diga que nunca tuvo maldeamores miente. Y quien niegue que en lo profundo del dolor yace la esperanza también. Que alegría...


Maldeamores (lovesickness)

Puerto Rico, 2007, 85 Minutos
Distribuida por Maya Releasing

Dirigida por: Carlitos Ruíz Ruíz y Mariem Pérez Riera
Escrita por: Carlitos Ruíz Ruíz y Jorge Gonzales

Desde el 14 de Marzo en los cines AMC, Multiplex y mayores salas
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